#4 Un mono que te impide hacer lo que tienes que hacer
Un mono molesto, montar sistemas a pruebas de fallos y la gestión del arrepentimiento.
¡Bienvenido a esta cuarta edición de Médicos Inconformistas!
Cada semana te traigo ideas y conceptos de fuera del mundo de la salud para inspirarte, ayudarte a tomar mejores decisiones y explorar nuevas vías de ingresos como profesional sanitario.
Este espacio es una mezcla de aprendizajes, reflexiones y recursos prácticos que voy recopilando cada semana adaptados a la realidad de los profesionales de la salud que no están contentos con su situación actual y están preparándose para un cambio o están empujando un proyecto personal.
Tenía escrita otra introducción, pero me he acordado que el próximo 26 de febrero cerramos las puertas de comunidad SanitarIA.
Una comunidad privada para profesionales de la salud en la que aprender de otros compañeros que ya están aplicando inteligencia artificial en su día a día.
Volveremos a dejar entrar a más personas a partir de final de marzo o abril (a otro precio) pero queríamos cortar ya el acceso para poder dar una buena formación y acompañamiento a los profesionales que estén ya dentro y que vayan a desarrollar el primer caso de uso.
Tenemos planificadas varias formaciones en formato taller en directo y esta primera es un caso para usar ChatGPT de forma correcta y LEGAL con información proporcionada (de forma hablada) por el paciente durante una consulta.
Si quieres poder acceder a este taller tienes que estar dentro antes del 26 de febrero a las 23:59. Suscríbete en el siguiente enlace y te paso los detalles para entrar:
Dicho esto, si has encontrado hueco en tu apretadísima agenda y no quieres quedarte atrás con algunos de los conceptos que he ido explicando, aquí tienes los enlaces para ver las dos ediciones anteriores:
En esta cuarta edición vamos a hablar del bloqueo de hacer cosas y como establecerse sistemas para no fallar a la hora de hacerlas.
Además hablaremos de arrepentirnos de nuestras acciones en el pasado y cómo tenerlas en cuenta (o no) en nuestras futuras decisiones.
Vamos allá 👇
1. Un mono que te arrastra a no hacer lo que deberías hacer.
Estoy obsesionado con resolver mi la procrastinación.
No sé si tu procrastinas y tu proyecto inconformista va como un cohete.
Pero yo sí, o por lo menos más de lo que me gustaría.
El otro día leía una serie de artículos [1| que comentaban que la procrastinación no es solo dejarlo todo para el último momento. Es un patrón mental. Una lucha interna entre el TÚ racional (el que sabe lo que hay que hacer) y una especie de MONO imaginario (que quiere evitar cualquier incomodidad y buscar placer inmediato). El autor lo llama el mono de gratificación instantánea.
Sí un mono.
No te pierdas pensando en él, ni en el brazo dislocado del médico en la imagen de arriba.
Seguimos.
En la universidad, Tim Urban (autor del artículo original) entregó su tesis de 90 páginas en 72 horas porque no conseguía empezar antes. Pasó semanas divagando, viendo vídeos absurdos y perdiendo el tiempo… hasta que el “Monstruo del Pánico” apareció para salvarle.
Ese monstruo es ese otro ente imaginario que nos pone las pilas y nos empuja a hacer lo que teníamos que hacer en el último minuto porque sentimos que no hay alternativa.
En el hospital, el monillo este no suele ser un problema para ti porque el sistema te impone horarios, urgencias y protocolos.
Pero cuando eres tú quien debe gestionar tu propio crecimiento y el de tu proyecto inconformista, ahí aparece el problema (y el dichoso MONO).
Muchos médicos inconformistas que vienen a verme porque quieren lanzar un proyecto fuera de la consulta me dicen lo mismo:
🚨 “Llevo meses queriendo empezar, pero no encuentro el momento.”
🚨 “Quería lanzar mi web, pero es que me tuve que ir de congreso a no sé dónde….”
🚨 “Lo tengo todo claro menos el logo, pero no arranco.”
No es falta de tiempo, es que puede que el mono ese esté al volante y te esté metiendo ideas en la cabeza que no te dejan avanzar.
Y es que el mono también te engaña con “tareas productivas fake” que antepones a lo que deberías estar haciendo.
Sí sí, los procrastinadores inteligentes (como tú) no solo perdemos el tiempo con cosas absurdas.
También nos engañamos a nosotros mismo haciendo tareas que parecen productivas.
Ejemplo:
🔹 Responder emails de temas varios.
🔹 Hacer listas y más listas de cosas que tengo que hacer durante el día de hoy.
🔹 Ver vídeos o hacerse 4 cursos sobre cómo hacer algo en vez de hacerlo.
A esto, Tim Urban lo llama “el impostinador”: la persona que parece productiva pero nunca avanza en lo que realmente importa.
Los médicos caéis en esta trampa cuando os quedáis atrapados en formación tras formación sin aplicar nada, o cuando dedicáis tiempo a cosas urgentes que no os acercan a lo que realmente queréis.
Y este ciclo es un ciclo destructivo, porque mientras más procrastinas, más refuerzas la idea de que no puedes hacerlo.
Según el artículo hay varias cosas que puedes hacer para tomar el control y sacar al mono del volante:
🔹 Define que es lo más prioritario que tienes que conseguir dentro de esa lista larguisima de cosas pendientes y divide esta tarea principal en más pequeñas. No te pongas listas de tareas de temas inconexos.
🔹 Comprométete avanzar con alguien y pon fechas. Este compromiso va a quitarle poder a la decisión del maldito mono.
🔹 Aunque te de pereza algo, prométete que vas a intentarlo durante 5 minutos. Normalmente, una vez que empiezas, sigues.
🔹 Hazlo público. Contar a otros médicos inconformistas lo que vas a hacer crea presión positiva. Ponte en contacto con gente y ríndeles cuentas.
🔹 Acepta que empezar algo nuevo siempre es incómodo. El problema no es la incomodidad, sino que la evitas.
🔹 Deja de engañarte con que es por falta de tiempo. Es porque no lo estás priorizando.
Muchas veces, pensamos que mañana seremos una versión mejorada de nosotros mismos:
“Mañana tendré más energía.”
“La semana que viene tendré más ganas.”
“Cuando tenga más tiempo, lo haré.”
El “futuro tú” no existe. Cuando llegue mañana, el que estará ahí serás tú con las mismas excusas de siempre.
Porque la clave está en ponerte hacer y llegar al punto que te das cuenta de que eres capaz de conseguirlo.
A mí, de todo esto, lo que mejor me funciona para llevar los temas que consigo sacar adelante es comprometerme con alguien y tener fechas.
Sí quieres comprometerte conmigo, escríbeme. Tienes el email al final de esta edición. Que te voy a pedir que me rindas cuentas.
2. Algo que me evite fallar
Como decimos en Cádiz, tengo la cabeza a las 3 de la tarde. A veces, me encuentro pensando profundamente sobre algún tema y, de repente, me doy cuenta de que no sé por qué he aparecido en esa habitación de la casa.
A menos que mi neurólogo diga lo contrario, de momento estoy bien.
Pero es verdad que esto me ha llevado a situaciones curiosas, como guardar la pasta de dientes en el frigorífico o poner unos calcetines en el cajón de los cuchillos.
Este nivel de pensamiento profundo me lleva a un estado de creatividad brutal para resolver ciertos problemas de mis clientes.
Sin embargo, también tiene su lado negativo: puedo llegar a olvidarme de cosas importantes, como el pasaporte, el móvil o el cumpleaños de mi madre.
Para evitar esto, intento crearme “sistemas” a prueba de fallos.
Es decir, aunque haya posibilidades de que esté haciendo cosas de forma automática, implemento mecanismos que minimizan la posibilidad de error o de que se me olvide lo importante.
Recientemente por ejemplo, me han recetado tomar omeprazol en ayunas todas las mañanas.
Pues ya he colocado el omeprazol en un lugar estrategico, he puesto un post-it en mi botella de agua y he configurado dos alarmas para que sea casi imposible olvidarme de tomármelo antes de desayunar e irme a entrenar.
Estos sistemas a prueba de fallos tienen el nombre de Poka-Yoke. [2] El término fue acuñado en la década de 1960 por Shigeo Shingo, un ingeniero industrial de Toyota.
Inicialmente, lo llamó “baka-yoke”, que significa “a prueba de tontos”, pero debido a la connotación despectiva, se cambió a “poka-yoke”, que se traduce como “a prueba de errores”.
La idea principal es diseñar procesos que eviten errores humanos o que los detecten antes de que causen problemas.
Los sistemas Poka-Yoke están por todas partes, por ejemplo en los USB: No puedes insertar un cable USB en la dirección incorrecta. Solo hay una forma de conectarlo, eliminando el error.
Pues a todo esto, le pasé el artículo de arriba de la procrastinación a mi novia y me dijo que le pareció bonito el mono pero que ella no se siente identificada.
Ella dice que no procrastina, que simplemente tiene un deficit de atención, se le olvidan las cosas que tiene que hacer y no las hace
Así se por lo que sea, unos u otros acabamos sin hacer lo que teníamos que hacer.
Por eso este concepto de pokayoke es perfecto para no fallar, sea por la razón que sea.
La cuestión es buscarte sistemas a prueba de fallos para que por lo menos tengas las máximas posiblidades de hacer lo que tenías que hacer.
Estos sistemas te ayudan a no depender de la memoria o la disciplina, sino a diseñar un entorno que minimiza los errores y facilita el crecimiento.
Pueden ser cosas como ponerse un slot determinado para hacer una tarea, quitar todas las distracciones interrupciones, ponerte delante del ordenador y empezar a hacerlo.
(O si no acabará llegando el monstruo del pánico a ponerte las pilas)
3. Mirar atrás y arrepentirse
Repasando la estrategia de comunicación de un par de médicos la semana pasada y analizando cuáles son los deseos más profundos de sus pacientes, llegábamos a la conclusión de que lo que todo el mundo quiere es “quedarse como estaba”.
Ay! Virgencita, virgencita…
Ya sea por un accidente, por haber hecho el idiota o por no haberse cuidado, la primera reacción del paciente suele ser de arrepentimiento.
La típica contestación vuestra a esta situación es del tipo:
“Verás, el pasado no lo podemos cambiar; estamos en la situación que estamos y ahora tenemos que partir de ahí.”
Y es que esto es totalmente cierto. Lo de antes ya no lo podemos cambiar. Ahora tenemos que ver qué hacemos a partir de ahora.
Y ahora esto te lo digo a ti: Aplícate el cuento querido inconformista.
Porque ahora te voy a contar la situación que yo me encuentro en mi “consulta” (de profesionales sanitarios inconformistas) donde los roles se cambian y ahora el asesorado es el médico.
Verás.
Muchos de vosotros venís con cierto bagaje en la vida y habiendo visto muchas cosas (por vuestra profesión). Además, por alguna situación que hayáis vivido—como tener un hijo, una situación que explota en el hospital, un divorcio o alguna desgracia—queréis un cambio de rumbo en vuestra carrera.
Algunos llegáis con una actitud súper positiva desde el principio, pero otros venís con una actitud de arrepentimiento por no haber dedicado más tiempo a vuestra familia o más esfuerzo a otro tipo de actividades.
Algunos incluso me habéis confesado que os arrepentís de haber estudiado medicina. Algo que probablemente nunca diríais en público.
Al igual que ese joven que, tras un accidente de esquí, enfrenta la posibilidad de perder la movilidad de su mano y se arrepiente profundamente de su imprudencia, os digo:
El pasado no lo vamos a cambiar; ahora tenemos que mirar hacia adelante.
En el mundo de la valoración de proyectos, esto se llama “costes hundidos” [3]. Son aquellos recursos—tiempo, dinero, esfuerzo—que ya hemos invertido y que no se pueden recuperar. Lo que ya has invertido no debería condicionar tus decisiones futuras porque, literalmente, no lo puedes recuperar.
Puede que haya dedicado años de estudio y práctica en una especialidad médica y estás en un lugar o ejerciendo una labor que no te satisface.
Continuar igual solo porque has invertido tiempo y esfuerzo es caer en la trampa de los costes hundidos.
A lo mejor la solución pasa por considerar qué es lo mejor para ti AHORA y cómo puedes utilizar tus habilidades y conocimientos de manera que sigas ayudando a personas y además te brinden satisfacción y control sobre tu vida.
No se trata de dejar la medicina, para nada quiero decir esto, sino de explorar nuevas formas y lugares para ejercerla.
O a lo mejor ajustando un poco tu dedicación en ciertas labores que te están hundiendo o llevándote al burnout.
Hasta aquí esta cuarta edición de Médicos Inconformistas.
Si te ha gustado, la mejor forma de hacérmelo saber es compartiéndola con tus colegas inconformistas.
Y si te has quedado con ganas de hacer algo por tu cuenta en el mundo de internet o desatascar algo en el proyecto que ya tengas entre manos, es justo lo que estoy a ayudando a hacer a otros profesionales de tu sector que están buscando un cambio en su carrera sanitaria. Escríbeme.
Enlaces y recursos relevantes para Inconformistas
Why Procrastinators Procrastinate de Tim Urban
Poka Yoke ¿Poka qué?
PD: Si no te cuidas tú, ¿quién te va a cuidar para que cuides de otros?
PD1: Nos vemos el lunes que viene